LA CULTURA DE LA LIGEREZA | Por Ayaibex Montas

By psicoconsultas - enero 22, 2024

    La postmodernidad es una cultura hipermoderna cuya característica más visible es la aparición de formas de vida más livianas, suaves y ligeras que paradójicamente se sostienen en conductas sobreesforzadas y pesadas. Esta cultura de la ligereza la explica el filósofo francés Gilles Lipovetsky (2015) en su libro “de la ligereza”.

La hipermodernidad es el reino de la ligereza introduciéndose en todos los aspectos de la vida: en los cuerpos, social, individual, en las cosas, en los sueños, en el imaginario colectivo. La ligereza aparece en todos los ámbitos consumo, moda, diseño, decoración, arquitectura, política, hasta en el cuerpo humano.Es la época de la utopía light.



 
    En esta cultura de lo ligero donde todo lo queremos ya, el tiempo también se ha acelerado, todo va más deprisa, los carros, los aviones, la velocidad del internet, las relaciones. Las cosas se vuelven efímeras, aparece una foto en la pantalla y se va sin dejar rastros. Mientras que el progreso técnico se caracteriza por una obsolescencia cada vez mayor de mercancías y de servicios, del hardware y software que solo duran segundos en el mercado hasta el próximo Iphone.

El orden de lo ligero no solo avanza a una actitud cultural sino que también permea sobre la economía y la cultura global.

Antes los valores culturales hablaban de lo pesado como lo serio, lo respetable, Ahora En este capitalismo de hiperconsumo largos aspectos de la vida son atravesados por lo light, la desmaterialización, sustituyendo las formas de lo pesado. Hoy lo ligero cambiado su valor deja de relacionarse con lo inmoral y es sinónimo de móvil y virtual. Todo en la sociedad actual está marcado por la ligereza o levedad, la volubilidad, inestabilidad, inconstancia, fugacidad, e irreflexión.

El lema de este tiempo menos equipaje es hermoso, lo pequeño es hermoso. Estamos en la civilización de lo ligero. hoy el mundo concreto, el mundo material se convierte en ligero. Por ejemplo, con los smartphones de 200 gramos en nuestros bolsillos; podemos oír música, ver películas, jugar, ponernos en contacto con amigos, mandar fotos, filmar con 200 gramos en nuestras manos.

Paul Valery, otro filosofo, habla de un “capitalismo artístico” como la estetización de los objetos y de los comportamientos, la irrupción de un homo esteticus, amante de las “sensaciones inútiles”.

Existe en el ambiente la difusión de un clima de diversión permanente, un estado de cosas lúdico y hedonista que incita a los placeres inmediatos y fáciles. La ligereza en la sociedad actual es todo lo que rima con el placer, con el hedonismo.

TODOS QUEREMOS DIVERTIRNOS: EL NEO-CONSUMIDOR

    Hasta hace unas décadas lo ligero marcaba solo a las elites, había una diferencia de clase, donde las clases populares les tocaba lo pesado, lo grosero, lo feo, el rigor, el compromiso, las obligaciones. En cambio, ahora, no son solo los ricos los que pueden comprar por placer y consumir más allá de lo necesario. Ahora las masas se acoplan a esa práctica y componen la inmensa mayoría de los consumidores.

Estamos frente a un neo-consumidor, un coleccionista de experiencias.

Este neo-consumidor se ha liberado de su referencia de clase, emancipado de las convenciones de su tiempo y del espacio y se afirma como un consumidor volátil, infiel, vacilante.

El consumo actual funciona como paliativo de deseos incumplidos, como una forma de consuelo para recuperar la autoestima. Una pequeña embriaguez para olvidar aunque sea momentáneamente las frustraciones que cada quien vive.

Estamos ante la generación del YA.

Lo que transforma la percepción de una realidad solo puede cambiarse si cambia el pensamiento individual. Volitivo es la generación del Ya..Volitivo y circunscrito en la teoría de lo complejo.

Mientras algunos avanzan por el camino del consumismo, otros practican una ligereza interior, centrada en la meditación, yoga, minimalismo.

Se apunta a un ideal de vida menos estresante, un presente menos pesado.

Todos los campos de la actividad humana están marcados por esta tendencia a la ligereza que influye en campos que van desde el consumismo a las modas, de las artes plásticas a la industria de la energía; desde la educación al deporte y el cultivo del cuerpo -que se ha convertido en una verdadera obsesión para una gran parte de la población -; de la medicina a la tecnología, de las relaciones sexuales a las relaciones interpersonales y desde el propio mundo del imaginario colectivo al individual. Ahora todos ansioso por la ligereza…y de ahí el éxito de la virtualidad como sustituto de aquella realidad objetiva.

LA PARADOJA DE ESTE ESPIRITU LIGHT


    La civilización de lo ligero va de la nube de datos a la biotecnología, de los nanoobjetos a los gadgets de alta tecnología, del culto a la delgadez a la alimentación light.

La paradoja está en que todavía a pesar de lo ligero, la vida cotidiana se vuelve acuciada por el desempleo, la precariedad, la inestabilidad amorosa, las deudas, el sobreempleo y los riesgos sanitarios. Toda cultura trae una ironía, una paradoja en sí misma. Algunos a esto le llamarían dialéctica: cuando dos fuerzas contrarias se encuentran. La transformación es a través de la contradicción interna.

Para tener un cuerpo atlético hay que dedicarle horas y horas al entrenamiento, requiere constancia y esfuerzo. El hiperconsumo requiere trabajo o deudas, el acto en sí de comprar requiere tiempo y esfuerzo en la toma de decisión. Conectarse en las redes requiere tiempo y atención (mucha).

El hiperindividualismo ha aportado confort, satisfacción material, ha simplificado la vida, el placer es legítimo, vivimos mucho más tiempo que antes, con buena salud, viajamos, nos comunicamos y, sin embargo, el sentimiento de felicidad no progresa. Tenemos una sociedad con mucho estrés, con depresiones, ansiedad, problemas que lo invaden todo y no tenemos la sensación de vivir en una sociedad radiante.

LA LUCHA DE LO LIGERO CONTRA LO PESADO: EL CAPITALISMO INMATERIAL Y LA SOCIEDAD DE LA INFORMACION


    La lucha de lo ligero contra lo pesado alcanza su victoria final a mediados del SXX, con la aparición de las economías de consumo, este universo consumista se relaciona con el aligeramiento de la vida, confort, comodidad, bienestar material. Aquí está el sello de la cultura hedonista. El hedonismo se caracteriza por la búsqueda del placer y la evitación del dolor. algo es “bueno” si las consecuencias producen placer o previenen el dolor.

De tal forma que la vida se fue marcando por la distracción y los placeres. La ligereza de vivir. Se trata de hacer un culto a la felicidad de aquí y ahora, de despejarse, de no pensar, de conectarse con un flujo de diversión. Triunfa un ideal de vida ligero, hedonista y lúdico.

Entonces la economía de reorganiza en torno a este principio de ligereza: se trata de una mutación tecno-económica. A mediados del siglo XX los sectores más importantes en la industria económica eran el carbón y el acero, las llamadas industrias pesadas, pero en esta nueva economía del siglo XXI el desarrollo se apoya en los servicios y bienes de consumo, economía del servicio y sociedad de la información se unen en lo que se llama capitalismo inmaterial. También hay autores que hablan de capitalismo cognitivo. Otros de la sociedad de la información, valores creados a partir de algo intangible: la información y el conocimiento.

En pocas palabras: los bienes cuyas modalidades de valorización no se explican a partir de la cantidad de trabajo abstracto necesario para su producción. su lógica está esencialmente ligada a la apropiación del valor y relativamente desconectada de su producción. A cada periodo determinado le corresponde una forma histórica de valor.

La creación de valor se basa actualmente en recursos inmateriales. Innovación, marcas, conocimientos, energía alternativa, likes, view. El orden de lo ligero reestructura nuestra economía.

La era del consumo de masas a partir de la 2da guerra mundial simplificó la vida diaria, facilitó y aumentó la calidad de vida con mayor cantidad de tiempo “libre”. Lavadora, secadora, microondas, computadoras personales. Era más fácil todo. El núcleo de la aspiración ahora es vacaciones y ocio. La mitología del confort. Lo ligero penetra en la vida material y cultural. El hedonismo lúdico va haciendo su aparición como estilo de vida, y todo los valores que esa corriente implica incluyendo lo ligero, con la ayuda de la publicidad, la industria del entretenimiento y la moda. Llegando al final del siglo XX, se va dando la ética de la satisfacción inmediata, la ética del ya centrada en un oce individualista dejando atrás las metas colectivas marcadas por el sacrificio y la austeridad. Una vida sin placer ya no es “recomendable”.

Vivir sin la ligereza consumista se ha vuelto sinónimo de vida aburrida. Ya no se trata de formar ciudadanos ejemplares se trata de divertir, es una vida centrada en la evasión, el ocio y el derecho a despreocuparse. El entretenimiento generalizado.

El capitalismo de consumo explota los recursos de la seducción, de la frivolidad.

La riqueza actual se produce cada vez a partir de lo inmaterial y cada vez menos a partir de lo material y cuanto más fluido es el orden del consumo más crece la pesadez vital.

El hiperconsumidor es un prosumidor que al mismo tiempo que consume trabaja en su consumo: elige airbnb, elige el mejor producto, compara precios, busca, gasta tiempo y atención. Es mentira que existe un consumidor despreocupado: en su compra, se preocupa y duda.

Porque además no hay una justa distribución de la riqueza por lo que el dinero suele ser escaso para la mayoría de las personas. Existe un consumidor que busca ofertas, compara y calcula. Es un trabajo consumir. Para llegar a la ligereza se debe atravesar por toda una suerte de tareas y preocupaciones.

A nivel espiritual buscamos la sabiduría del ya, de la inmediatez, algo que se logre rápido, a través de un retiro, de un taller. Ya no es el paraíso después de la muerte, ahora es el paraíso en la tierra. Ya nadie quiere oir del sacrificio. Yoga, meditación, sauna, spa, reiki.

Se consolida un individualismo narcisista obsesionado por la imagen y el cuerpo ligero. Nos rodea, la cocina ligera, productos bajos en calorías, el fitness, la gordofobia, dietas adelgazantes, ayunos. El ideal de la esbeltez. La fuente y donde aparece la pesadez es en la tiranía de estar en forma. A partir de los 80 comienza la lipofobia, la guerra a las grasas y quitamos y quitamos del menú: carnes rojas, leche de vaca sustituida por la de almendra, de avena, harina de trigo sustituida por la de almendra, garbanzos, etc. El aumento de las cirugías estéticas a nivel mundial se expande. La belleza instantánea, el ya de la belleza. Donde está la paradoja aquí es que hay que hacer un compromiso laborioso con este cuerpo para poder mantenerlo y duele, las cirugías duelen. Los ejercicios son pesados. Las dietas cansan. Menos es igual a más.

En el sector salud, se medicaliza la vida, aumentas las conductas de control a través de chequeos médicos constantes, aumenta la esperanza de vida y aumenta la ansiedad por la salud.

Es la época de lo digital, ligera como la nube. En esta búsqueda de lo ligero se constituye un universo humano de interconectado y móvil (nómada) donde el teletrabajo es cada vez mayor, donde hay realidades paralelas coexistiendo que no tienen materia como la realidad virtual. Aquí la trampa está en la jornada laboral permanente, las personas no se pueden desconectar y esto es una dictadura de la urgencia llevada al trabajo que se convierte en presión constante. Esto es Una realidad que por un lado desmaterializa y por otro lado, aumenta la carga psíquica.

Esta señoras y señores es la tendencia dominante en el espíritu de nuestra época (Marx habría dicho: es la ideología de nuestra época): Hay un aumento de la carga psíquica y una desmaterialización de la realidad.



LA CULTURA DE LA LIGEREZA | Por Ayaibex Montas

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